ARTURO MACIÁ MORANT

Febrero, 2025

Me gusta llenar mi vida de pasiones. Leer y escribir son dos de ellas. Leo y escribo novelas, relatos cortos y poemas: historias de misterio, intriga, thriller, aventura, ciencia ficción, terror, fantasía, pasión, empoderamiento y superación. Toda historia nace de los sentidos, las sensaciones, las emociones y los sentimientos. Y ahí, donde la magia insiste, me prodigo leyendo y escribiendo.

Tengo seis libros publicados: 3 novelas y 3 antologías de poesía contemporánea breve y de relato corto.

Las novelas se integran en LA TRILOGÍA DE LOS INFINITOS. Se llaman: Divididos por cero, El legado de polaris y El infinito debe morir. Todas son historias conclusivas en las que algunos personajes principales repiten protagonismo y otros nuevos también lo toman. En ellas se fusionan, en mayor o menor medida, el misterio, la intriga, el thriller, la aventura, la ciencia ficción y el terror. Además, pueden leerse en cualquier orden sin pérdida de comprensión ni disfrute. No os perdáis sus impresionantes booktrailers, realizados por la productora audiovisual The Minimal Studio, en mi canal de YouTube (arturo88infinito).

Respecto a las tres antologías, se llaman: Qué bonito el incendio… si se arde de pasión, Porque no hay… dos abrazos iguales, y Cuando el alienígena… se descubrió poeta. En cada una ellas se reúnen una cuidada selección de mis poemas y relatos cortos publicados en mi cuenta de Instagram (@arturo88infinito) en diferentes periodos, desde 2019 hasta 2023. Todos sus textos están arropados por imágenes muy especiales (dibujos de colaboradoras y fotografías realizadas por mí) que se integran en sus singulares diseños de página.

Mis libros van dirigidos tanto a un público juvenil como adulto y, muy especialmente, a quienes disfrutan leyendo historias de los géneros comentados en las que los personajes cobran un protagonismo muy patente. Como lector y escritor, me gustan las historias que están al servicio de los personajes. Para mí, una historia queda trazada dentro de unos márgenes, en efecto, pero los personajes la viven: forman y deforman sus historias vitales (al igual que nosotros/as) y, por tanto, también hacen lo propio con la historia principal. Si los personajes principales no me llegan en cierta profundidad, si no me transmiten sus carismas suficientemente, si no me importan, difícilmente me importará la historia.

Además de seguir escribiendo poemas y relatos cortos en Instagram (@arturo88infinito) de cara a una cuarta antología, he empezado a escribir hace unas pocas semanas una nueva novela: un thriller de intriga con tintes de novela negra. Una historia en la que su personaje principal nos habla, desde su infancia hasta su presente, de su lucha vital: de cómo se ha visto inmerso, por acciones propias y/o ajenas, en muchos episodios de felicidad, aunque también de dolor, miedo, violencia y sufrimiento, infligidos en su gran mayoría por personas malvadas de su entorno personal, académico y laboral. Nos habla también de su lucha, empoderamiento y superación. Sin embargo, recientemente, una nueva maldad ha colmado su paciencia: ha llegado el momento de vengarse, pero no será una venganza al uso (ni sangrienta, ni violenta) será creativa, ejemplar… y retroactiva.

Las I.A. han llegado para quedarse y progresar: en mayor o menor medida, terminarán afectándonos, positiva o negativamente en muchos aspectos de nuestras vidas. En el campo de la literatura, actualmente, una I.A. solo puede reunir y juntar textos dispersos, bien cuidados en su redacción incluso (si en origen lo están), pero todavía no es capaz de conseguir dotar de una coherencia sólida a una historia, de darle un sentido consistente en su totalidad. Tampoco es capaz de dotar a los personajes de una profundidad significativa y, sobre todo, ajustada a la historia en términos de credibilidad y emotividad. Es muy complicado que pueda ser capaz de conseguirlo, pues debería ser capaz no solo de copiar y pegar eficazmente textos, sino de ser tan creativa e imaginativa como las personas, de entender qué significan las sensaciones, las emociones y los sentimientos.

Otra cosa es que, en un futuro cercano, el público lector admita y asuma esas mermas y carencias, y que lo integre en sus hábitos de lectura y de mercado: como un producto de consumo más, con lo que ello pueda conllevar en términos de calidad, economía, competencia y compatibilidad con «los escritores de carne y hueso».